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sábado, 21 de febrero de 2015

La mujer ideal


Los ojos inteligentes, de sol alto al mediodía. El pelo como la selva virgen. Las orejas juguetonas, como delfines saltarines. La boca y los labios como un claro en el bosque, con un riachuelo lleno de peces. La voz como un pájaro riendo en el claro. Mejillas de brisa y de nube en un día de lluvia. Nariz de elefante sagrado. Barbilla de café con leche. Los hombros como un paisaje de cordilleras al amanecer. Los brazos inquietos como relámpagos. Manos espumosas de orilla. Los pechos, como la mar embravecida, y los pezones dos navíos. Barriga de arena con cálidas e intransitables dunas. Caderas como el cinturón ecuatorial del planeta. La vagina como un oscuro río subterráneo. Piernas como el aullido de los lobos a la luna. Los pies, raíces profundas devorando la tierra.

He diseñado un boceto aproximado, y más o menos mi mujer ideal se parecería a esto:



Si alguien la ve, le ruego le diga que la ando soñando.

Hay cualidades que me gustan en una mujer; y luego hay mujeres que me gustan, independientemente de sus cualidades. No tiene lógica. Cualquier día me voy a enamorar de una salamandra.

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