(Lo que sigue es un comentario a la entrada "La vida" de un amigo al que, por haberme acompañado en algún paseo por los infiernos, me gusta llamar Virgilio).
En ajedrez, incluso las partidas que perdemos son hermosas.
Sé que compartes conmigo ese pensamiento.
La vida me parece de una cruel e idéntica belleza. Como mal
jugador de ajedrez, muchas partidas (las mejores) las he ganado siguiendo una
estrategia muy sencilla: no rendir al rey; seguir jugando.
La cuestión es quién eres tú: ¿Una robusta y directa
torre? ¿Un ladino y afilado alfil? ¿Un perspicaz y audaz caballo? ¿La
cuasi-omnipotente reina? No: eres el rey.
Qué gran película, "En busca de Bobby Fischer".
No se me olvidará en la vida la expresión de tu rostro, un
palmo sobre los cuadrados del tablero, tratando de llenar el vacío de mi mente
con una sola idea. Aquella tarde me repetiste con severidad esta misma frase una y otra vez:
"¡La posición es más importante que el material!".
Jugando, tengo la sensación de no haber perdido nunca. En la
vida, y en ajedrez, todo lo que pierdes en una partida lo has aprendido,
ganado, para la siguiente.
(Ajedrez, señora estupenda y atragantamiento, todo en una única escena... No he podido evitar incluir este clip de vídeo, Virgilio).
Cuando leí el título de esta entrada pensé que hablarías del Skyrim, jojojojo, me alegra que no sea así.
ResponderEliminarGracias, Dante.
ResponderEliminar