PUNTOS CARDINALES:
OESTE. Aquí nadie apagará nada, sino todo lo contrario.
NORTE. La temática y desarrollo de este blog dependerá única y exclusivamente de la fuerza y dirección del viento.
ESTE. El caprichoso autor se reserva el derecho de inventar un quinto, sexto y sucesivos puntos cuando le apetezca.
SUR. El lector dará a conocer este blog en sus círculos de amigos. Si tiene cuadrados de enemigos, que lo haga también allí.

miércoles, 21 de marzo de 2012

BIBLIOTECA. 1. La oscuridad de afuera.

Recuerdo la primera vez que entré, pero no la primera razón que me llevó hasta allí. No se podía acceder directamente desde la calle.

Estaba dentro del bloque de los llamados pisos grises. Para entrar había que atravesar una gran puerta con rejas de hierro, los goznes de la cual repetían un largo quejido metálico cada vez que alguien la abría o cerraba, anunciando al intruso.

Una vez en la oscuridad del recinto, la poca y tímida luz que sobrevivía en las escasas farolas interiores no infundía mucho ánimo al que no vivía allí. Cualquier sonido le hacía a uno temer que se apagasen de pronto. El repentino chasquido de un mechero; el rondar nocturno de monopatines; el grito a las armas de los perros.

Cuando digo uno me refiero a mí, al niño aún absoluto pero también cobarde.

Después del temible paseo llegabas al portal, que mantenían con la llave sin echar hasta la hora de cierre. Pasabas; cerrabas de nuevo sin llave. Había luz dentro, escondida; toda la que no había afuera, como si también la luz temiese y hubiese encontrado refugio allí. Luz, y silencio.

La impresión que retengo en mi memoria del interior del portal es la de una mano invisible, enorme, neutral y omnipresente. No importaba, porque no tenía nada que decir ni nadie a quien decírselo, pero nada más entrar y cerrar la puerta, caía sobre mí como una trampa la sensación de no poder hablar; aunque quisiera; ni conmigo mismo. Y eso era sólo el pasillo, el río de olvido que había que atravesar; ni siquiera había cruzado aún la otra puerta, la que de verdad daba a la biblioteca.

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